#Cosechando futuro

El Día Internacional de las Mujeres Rurales se celebró por primera vez el 15 de octubre de 2008. Fue establecido por la Asamblea General de Naciones Unidas el día 18 de diciembre de 2007, y en ella se reconocía la función y contribución decisivas de la mujer rural, incluida la mujer indígena, en la promoción del desarrollo agrícola y rural, la mejora de la seguridad alimentaria y la erradicación de la pobreza rural. 

Se pretende que tanto los Estados como la sociedad civil implementen medidas tendentes a mejorar la vida de las mujeres rurales, incluidas las comunidades indígenas. 

En 2020, la Comisión Europea, adoptó el primer Informe sobre el impacto del cambio demográfico en Europa que incluye entre otros aspectos, la brecha laboral entre hombres y mujeres, la diferente esperanza de vida y la reducción de la tasa de natalidad. Este informe es la base para un futuro Libro Verde sobre el envejecimiento y la visión a largo plazo para las zonas rurales, y servirá de punto de partida para determinar la mejor forma de apoyar a la ciudadanía, las regiones y las comunidades más afectadas por los cambios demográficos, la gestión de la salud pública, el acceso a servicios vitales o, la distribución de los presupuestos públicos, entre otros, para que ninguna persona, ninguna región se quede atrás. 

Cuando se habla de despoblación en la España vaciada, no se suele hacer referencia al importante papel que desempeña la mujer en la fijación de la población en los pueblos, tanto como productoras en la agricultura, ganaderas o como manteniendo los servicios, siendo las consecuencias de la ausencia de las mujeres en el mundo rural una menor natalidad y envejecimiento de la población. 

Se pueden determinar las causas por las que dos de cada tres personas que abandonan los pueblos son mujeres: la falta de oportunidades y de trabajo, la preferencia por la vida en la ciudad, por sus mayores oportunidades laborales y su mayor oferta de actividades y de propuestas de cultura y de ocio lo que conlleva la masculinización del campo. 

La formación universitaria de las mujeres hace también que vean en la ciudad mayores y mejores oportunidades tanto desde el punto de vista profesional para ellas mismas, y sus hijas, como mayores y mejores oportunidades para romper con mandatos de género tradicionalmente establecidos. 

No es fácil quedarse en el pueblo, las mujeres no encuentran trabajo remunerado, ni siquiera en el sector agrario para ello es necesario reconocer un hecho: 

Las mujeres no ayudan, trabajan 

y esto no siempre ocurre, la titularidad compartida de las explotaciones agrícolas, especialmente en el caso de mujeres jóvenes, está en esta línea. 

En el entorno rural se observan muchas carencias que se están agravando en los últimos años. La necesidad de mejorar los medios de transporte para poder desplazarse con regularidad, mejores carreteras, mayor número de personal sanitario, el área de salud; en el área de la educación, la falta de menores va eliminando colegios, lo que obliga a hacer desplazamientos diarios o tener que buscar internados que no siempre están al alcance de sus economías, por no hablar del escaso número de oficinas bancarias que se pueden localizar en esta realidad. Son cuestiones urgentes a solucionar. 

Además, la situación actual ha puesto de manifiesto la necesidad de formar a las mujeres en nuevas tecnologías, eliminar la brecha digital y llevar servicios de banda ancha rápida a nuestros pueblos para poder crear empresas y prosperar en la economía del siglo XXI. 

Son mejoras que podrían generar empleo y trabajo de calidad para las mujeres rurales, y también para los hombres, porque todas las personas tenemos que luchar por la misma causa, las empresas, las instituciones a nivel europeo, nacionales, autonómicos, provinciales y locales. 

Sigamos aunando esfuerzos entre todos y visibilizando esta realidad, para poder así “cosechar un futuro” en el medio rural.